El poder de los hábitos

¿Alguna vez te preguntaste por qué algunas personas parecen tenerlo todo bajo control mientras que otras luchan día a día? La respuesta, en gran medida, radica en los hábitos.

 Sí, esos pequeños actos cotidianos que realizamos de manera casi automática tienen un impacto enorme en nuestra vida.

Los hábitos son patrones de comportamiento que adquirimos a través de la repetición. Pueden ser tan simples como cepillarse los dientes o mas complejos como comenzar a hacer ejercicio.

¿Por qué son tan importantes? Porque nuestros hábitos conforman nuestra vida. Al automatizar ciertas acciones, liberamos nuestra mente para concentrarnos en tareas más complejas y creativas. Además, los hábitos positivos nos ayudan a alcanzar nuestras metas, mejorar nuestra salud y aumentar nuestra felicidad.

¿que logro al crear hábitos positivos?

  • Mayor productividad: Al automatizar tareas, ganás tiempo y energía para enfocarte en lo que realmente importa.
  • Mejor salud: Hábitos como hacer ejercicio regularmente, alimentarse bien y dormir lo suficiente son clave para una buena salud física y mental.
  • Mayor bienestar emocional: Practicar la gratitud, o el mindfulness puede reducir el estrés y aumentar la felicidad. En mi caso, leer la Biblia y orar me ayuda con mi bienestar emocional.
  • Mayor confianza: Al lograr tus metas a través de hábitos consistentes, desarrollarás una mayor confianza en vos misma.

una mirada científica…

Crear un nuevo hábito no es solo cuestión de fuerza de voluntad; es un proceso arraigado en la neurociencia y la psicología conductual. Entender cómo funciona el cerebro y la formación de hábitos puede aumentar drásticamente tus probabilidades de éxito. 

La ciencia detrás de la formación de hábitos se centra en un circuito neurológico conocido como el «bucle del hábito», popularizado por Charles Duhigg en su libro El Poder de los Hábitos. Este bucle consta de tres elementos clave que se fortalecen con la repetición:

  1. Señal (Cue): Es el disparador que le indica a tu cerebro que inicie un comportamiento. Puede ser una hora específica del día, un lugar, una emoción, la presencia de otras personas o una acción anterior. La señal activa una anticipación de la recompensa.

  2. Rutina (Routine): Es el comportamiento en sí, ya sea físico, mental o emocional, que seguís en respuesta a la señal.

  3. Recompensa (Reward): Es la gratificación que obtiene tu cerebro al completar la rutina. La recompensa refuerza el bucle, diciéndole al cerebro que vale la pena recordar y repetir ese comportamiento en el futuro. Libera dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la motivación, que es crucial para la consolidación del hábito.

Con la repetición, este bucle se vuelve más automático, trasladándose del córtex prefrontal (donde se toman decisiones conscientes) a los ganglios basales (donde se almacenan los hábitos automáticos).

estrategías para formar un hábito

Hacelo obvio (La Señal):

  • Diseño del Entorno: nuestro entorno influye en nuestras acciones. Hacé que la señal para tu nuevo hábito sea imposible de ignorar. Si querés leer más, deja un libro abierto en tu almohada. Si querés tomar más agua, ten una botella de agua siempre a la vista en tu escritorio.
  • Apilamiento de Hábitos (Habit Stacking): Esta técnica, popularizada por James Clear en Hábitos Atómicos, consiste en asociar un nuevo hábito con uno ya existente y bien establecido. La acción ya existente actúa como la señal para el nuevo hábito.

    1. Fórmula: «Después de [hábito actual], haré [nuevo hábito].»

    2. Ejemplo: «Después de cepillarme los dientes por la mañana (hábito actual), haré 5 minutos de meditación (nuevo hábito).» Esto utiliza la señal de una rutina ya arraigada.

Hacélo Atractivo (la recompensa y la motivación)

  • Anticipación de la Recompensa: La dopamina se libera no solo cuando recibimos una recompensa, sino también cuando la anticipamos. Hacé que el proceso sea lo suficientemente atractivo para que tu cerebro anticipe el placer.

  • Recompensas Inmediatas: Las recompensas que son inmediatas o casi inmediatas son más efectivas para reforzar el bucle del hábito. Si la recompensa es muy lejana en el tiempo (ej. «perder peso en 6 meses»), el cerebro tiene dificultades para asociarla directamente con el comportamiento actual. Buscá micro-recompensas que puedas disfrutar al instante.

  • Tentación Bundling (Agrupación de Tentaciones): Combina una acción que queres hacer (tu nuevo hábito) con una acción que necesitas hacer (algo placentero que ya disfrutas).

    • Ejemplo: Solo te permites ver tu serie favorita mientras estás en la cinta de correr.

Hacelo sencillo (la rutina)

  • La Regla de los Dos Minutos: Cuando inicies un nuevo hábito, reducilo a la versión más simple posible que puedas completar en dos minutos o menos. La clave es hacer que el inicio sea fácil, no la meta final. Si querés correr, empezá por simplemente atarte las zapatillas. Si querés escribir un libro, escribí una sola oración. Esto reduce la fricción inicial y la resistencia psicológica.

  • Reducción de la Fricción: Eliminá todos los obstáculos posibles que dificulten la ejecución del hábito. Si querés cocinar más en casa, hacé la compra de forma más eficiente y organizá tu cocina para que sea fácil acceder a los utensilios.

Hacelo satisfactorio (el refuerzo)

  • Seguimiento Visual del Progreso: La investigación muestra que el refuerzo positivo es crucial. Marcar cada día que completas tu hábito en un calendario o usar una aplicación que te muestre tu racha crea una señal visual de progreso. Esto libera dopamina y te motiva a mantener la «cadena» intacta.

  • No Romper la Cadena (Don’t Break the Chain): Este método, atribuido a Jerry Seinfeld, se basa en la satisfacción de ver una serie ininterrumpida de marcas en tu calendario. El objetivo es simplemente no romper esa cadena de días consecutivos.

  • La Importancia de la Repetición: Cuanto más repitas el bucle del hábito, más fuertes se volverán las conexiones neuronales. La automatización del hábito se produce a través de la mielinización, un proceso en el que las neuronas se cubren con una vaina de mielina para transmitir señales más rápido y eficientemente.

el rol de la paciencia y la resiliencia

  • Variabilidad en el Tiempo de Formación: Estudios, como el de Lally et al. (2010), sugieren que el tiempo promedio para formar un nuevo hábito varía ampliamente, desde 18 hasta 254 días, con un promedio de 66 días. La clave es la consistencia, no la perfección.

  • Recaídas y Recuperación: Es natural fallar ocasionalmente. La investigación sobre la autorregulación indica que la clave no es evitar las recaídas, sino la rapidez con la que te recuperás de ellas. Un solo desliz no arruina un hábito; la clave es volver a la rutina lo antes posible.

Al aplicar estos principios científicos, no estás confiando únicamente en la fuerza de voluntad, sino que estás diseñando tu entorno y tu rutina para que el éxito del hábito sea la opción más fácil y satisfactoria para tu cerebro. 

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